Tras una pequeña parada para uniformarnos con las Camisetas de MESOCRA acudimos a la zona del hotel de la convención.
Esta zona estaba situada en la tercera planta y comprendía un enorme distribuidor en el que se ubicaban las taquillas para los visitantes de un día o no registrados, el mostrador de información, el mostrador de registro de asistentes, una vitrina acristalada con muestras de las exclusivas de este año y diversos paneles con imágenes de las mismas.
Entrada directa al distribuidor tenían las salas que se iban adaptando a las necesidades de cada actividad, manteniéndose unicamente fija en su tamaño la sala de ventas, que para nuestra alegría estuvo igual los tres días.
Supuestamente a las 17h el club debía desvelar cuales serían los souvenirs de este año pero en esta ocasión el miércoles ya se conocían muchas de ellas y las restantes nos las encontramos expuestas en los carteles. Una lástima pues nos habían hablado mucho de la ceremonia del anuncio de figuras desde una silla, pero nosotros sólo vimos cómo Brian Savage iba mostrando las figuras en mano por la sala.
A las 18h comenzaba el registro pero todos nosotros lo teníamos a las 19h así que aprovechamos ese tiempo para merendar, que buena falta nos hacía, a pesar de los negros augurios de alguno, que pronosticaba que a las 18h se habrían acabado las acreditaciones, las exclusivas y hasta el mundo.
Cual no fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que los americanos tienen una estrategia de las filas dificil de comprender para nosotros. Acudimos ni diez minutos antes de nuestra hora y la fila de espera estaba recién formada. Nos colocamos con mucho entusiasmo y comenzamos a ver cómo crecía a gran velocidad la cantidad de personas que se iban añadiendo a la fila, hasta que un miembro de la organización nos separó por hora de citación, resultando la fila de las 20h bastante más concurrida que la de las 19h.
Llega la hora del registro y puntualmente accedemos a la zona, donde nos dividen en unas nuevas filas por la inicial de nuestros apellidos.
Casualmente fuimos los primeros de la letra O (se ve que no es una inicial muy americana) y los primeros en terminar de nuestro turno.
Nada que ver con los otros españoles, cuyas iniciales - A y G - estuvieron más concurridas, aunque pronto pudieron reunirse con nosotros en la gran fila: la de la tienda del Club.
Identificaciones de los socios de Mesocra en la JoeCon 2013 |
¿Qué se hace durante el lento avance? Comentar con los que te rodean el calor que hace, lo poco que se avanza y las ganas que tienes de tener los souvenirs en tus manos. Y presumir de camiseta, si tienes una tan chula como la nuestra, que tuvo gran éxito entre el resto de asistentes.
Y cargar con los sets que compraste en la inscripción a la convención, que van en esas bolsas de Gi Joe y Cobra que se ven en las fotos. Eso u organizarte para que alguien te guarde el sitio mientras tú subes a guardarlos a la habitación. Uno de los motivos por los cuales os recomendamos hospedaros en el hotel de la convención si tenéis pensado asistir en un futuro.
¿Hay vida en Indianapolis mientras nosotros esperábamos para entrar en la tienda del club?
Sí. Justo enfrente del hotel el equipo de Baseball de la ciudad estaba disputando su primer partido de la temporada. Lástima no haber podido ir. Una de las pocas cosas que lamento de este viaje.
Volviendo a la JoeCon, al fin llegamos a la tienda del club. En la entrada te entregan una hoja de pedido con un listado de todo lo que venden: esclusivas de este año, set de anteriores convenciones, material actual de Hasbro.... Ahí debes marcar lo que quieres comprar y entregarlo en los mostradores. Nada más entrar en la tienda hay unas mesas que no sólo permiten marcar el lugar por donde discurre la fila; también te sirven para ir rellenando tu pedido.
Por fin, tras casi 3 horas de espera, pudimos comprar los tan ansiados souvenirs y disfrutarlos en mano. No exagero al decir que son bestiales. La única mejora que yo les propondría sería volver al molde vintage pero es una reivindicación en la que me quedaría muy sola.
Abandonamos la tienda del club al ritmo de los fuegos artificiales que marcaban el fin del partido de baseball. O quizá celebraban que habíamos conseguido comprar todo mientras muchos seguían esperando su turno largo tiempo.
Sólo nos faltaba dejar todo en la habitación e irnos a cenar. Por el camino coincidimos con el público que abandonaba el estadio de baseball tras el partido con lo que de alguna manera vivimos el ambiente festivo.
Después, cada uno a su cuarto o al bar a terminar la noche y prepararse para la siguiente etapa: la sala de ventas de la convención.
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